Al despacho de un detective privado en Murcia, llegan cada vez más clientes con una gran preocupación: Sospechas de infidelidad de su pareja.
En el día a día de las relaciones amorosas, la infidelidad es más común de lo que podemos pensar.
Aunque en el caso de los matrimonios, la Ley de Divorcio en España, no considera al adulterio como causal requerida de separación física. Esto ha cambiado mediante la introducción a la ley de lo que los abogados conocen coloquialmente como “el divorcio express”.
Bajo este precepto, sólo con la manifestación de voluntad de una de las partes, es considerado suficiente razón para accionar una ruptura legal del matrimonio.
Sin embargo, muchas parejas temen cometer errores de juicio y prefieren contratar los servicios de un detective privado en Murcia, para descartar o corroborar sus sospechas.
Las primeras sospechas
De acuerdo a nuestra experiencia, una infidelidad no está atada a géneros, edades, orígenes étnicos, orientación sexual u otros patrones de vida.
Hemos visto desfilar por nuestros despachos parejas de todos los tipos y siempre con un denominador común: No haber prestado la suficiente importancia a las primeras sospechas de infidelidad.
Casi siempre, las parejas que están iniciando una relación amorosa extramatrimonial, comparten un mismo patrón de conducta:
- Cambios drásticos e intempestivos de los hábitos cotidianos.
- Ausencia prolongada y sin razón del hogar común.
- Aumento repentino del patrón de gastos.
- Llamadas, mensajes o comunicaciones en horas no habituales.
- Excusas para salir de casa.
- Disminución de la actividad sexual.
- Cambios del círculo social, aparición de nuevas amistades no frecuentadas anteriormente.
- Alteraciones del humor y aumento de las fricciones internas.
- Extremo cuidado por la apariencia personal.
Aunque, no siempre se presentan juntas o en un orden específico y no son necesariamente causadas por una infidelidad, estas conductas suelen ser muy comunes entre los cónyuges infieles.
¿Realmente necesito un detective para comprobar una infidelidad?
La respuesta es no. Comprobar una infidelidad puede venir de la captura en flagrancia del cónyuge, confesión por parte de la pareja o incluso, se han presentado casos en el que la “tercera parte” se ha presentado por sus propios medios.
Sin embargo, dada nuestra experiencia, estos pueden ser tan solo en uno de cada cientos de casos. Por lo general, la pareja que mantiene una relación extramarital, procura por todos los medios ocultar su infidelidad.
Entonces, para la mayoría de las personas, solo quedan las sospechas de ser víctimas de una infidelidad, sin comprobación fehaciente y sin lugar a dudas.
Es por ello, que con más frecuencia, los servicios de un detective privado en Murcia, son más solicitados.
¿Qué hace un detective para comprobar una infidelidad?
Cuando una persona llega al despacho de un detective privado solicitando una investigación de una infidelidad, por lo general, tiene sospechas muy bien fundadas sobre su pareja.
Por ello, suelen proveer mucha información sobre los cambios de conducta, patrones de movimiento diario e incluso, en algunos casos, tienen hasta personas sospechosas de ser el objeto del nuevo afecto de sus parejas.
En general, aunque exista una hipótesis planteada por el/la cliente, un detective comienza lo que se conoce como una “investigación en blanco”.
De este modo, el detective comienza un proceso sin contaminación de las sospechas del cliente que puedan alterar los métodos o resultados de la investigación. Este tipo de enfoques, son considerados como los más objetivos y apegados a la realidad.
Proceso investigativo
En cualquier investigación, se deben seguir una serie de pasos, una metodología estructurada, secuencial y con un objetivo fijo: recaudar la máxima cantidad de evidencia que permita comprobar una hipótesis y establecer una conclusión.
El primer paso del proceso de la investigación es la observación.
Mediante la aplicación de técnicas de seguimiento y vigilancia, el detective realiza un acompañamiento clandestino de las actividades del sujeto de la investigación, con la finalidad de establecer un patrón de conducta.
Esto debe hacerse sin ser detectado por el sujeto de estudio, pues esto puede significar el fin de la investigación por cambios en la conducta del investigado e incluso puede traer consecuencias negativas al solicitante de la investigación, es decir, al cliente.
Una vez establecidos los movimientos del sujeto, se procede a la elaboración de una bitácora de acción, documentación mediante evidencia audiovisual de encuentros personales o acciones extraordinarias, con el fin de construir un caso.
Una vez realizada la investigación por un tiempo pautado con anterioridad, el investigador procede a cerrar el caso, elaborar un informe conclusivo y reunirse con el cliente para la trasmisión de las conclusiones.
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